Espíritu Percebes
Según aparece en el último anuario científico publicado en la Universidad de Mente (Ávila) por el Catedrático de Neurocirugía y Siquiatría Hospitalaria D. Indago Carpaccio, el antiguo alumno de Derecho en la Universidad de Salamanca, D. Espíritu Percebes, durante el periodo en que fue estudiante tuvo que ser sometido 2 veces a un proceso quirúrgico de lobotomía.
Rompiendo todas las normas de confidencialidad y ética médica, en el informe se especifica con detalle cómo se fue desarrollando la enfermedad mental del Sr. Percebes, sus consecuencias y los tratamientos, tanto sicológicos, como farmacológicos, hipnóticos y quirúrgicos que fueron requeridos para tratar su dolencia.
El hecho de quebrantar los criterios de privacidad de su historial médico ha sentado un precedente que según el Colegio de Médicos nunca debería haberse perpetrado.
Los Rectores de la Universidad de Mente, sin embargo, justifican su decisión por el hecho de que el Sr. Percebes esté ahora mismo ocupando un Cargo Público en la oposición de tanta responsabilidad.
Desde el principio fue objeto de sospechas por parte de su profesorado al observar en él una exultante afición por lamer las pisadas de cada uno de ellos al cruzar los pasillos.
También convinieron en la exagerada sumisión y ansiedad que evidenciaba al responder cualquier cuestión planteada en clase, tan excesiva que llegaba a tartamudear en esos momentos y apartar violentamente con los brazos a todos los compañeros que se encontraban a su alrededor gritando "malo, malo, la culpa es de él" dando muestras de una ausencia absoluta de personalidad y manifestando una enajenación mental que inducía a sospechar en la pertenencia a una secta religiosa.
Su pensamiento radical basado en los dos únicos conceptos con los que resumía cualquier situación: es bueno o es malo, les llevó a proponer al entonces Dr. Indago Carpaccio, un estudio médico que les permitiera evaluar con más datos si se encontraban ante un caso extraordinario de lameculos o si se trataba de un alumno con un problema mental de difícil diagnóstico.
Después de un año de sicoterapia, tranquilizantes, ansiolíticos, activadores químicos neuronales, sesiones de hipnosis y consultas con múltiples profesionales, decidieron, con el permiso de su familia, practicarle una ablación parcial del lóbulo frontal derecho de su cerebro.
Los resultados de la intervención, aunque notables, no hicieron desaparecer por completo los síntomas y continuó con sus hábitos de limpiar con la cara el asiento del profesor antes de que éste se sentase, probar la comida de los profesores antes de que ellos empezaran a comer, irrumpir en el claustro e interrumpir todas las conversaciones con un "sí, es verdad, es bueno, yo también, la culpa es de otro", tumbarse en el suelo durante las clases y gritar al profesor que era su esclavo, que le amaría y mentiría para él toda la vida si le pisaba la cara, beberse nueve litros de agua antes de entrar en la universidad y aguantar con un estoicismo bárbaro sus ganas de orinar hasta volver a su casa mientras gritaba al aire "bueno, bueno, soy bueno, yo puedo, él no ha sido" y muchos más ejemplos, que aunque constan en el informe clínico, se nos hace duro comentar en esta nota.
A consecuencia de ello, se le sometió a una segunda intervención. Esta vez más radical. Le practicaron una lobotomía profunda en los dos frontales del cerebro y decidieron, en secreto, otorgarle el título de abogado sabiendo que nunca podría ejercer como tal y, de paso, recuperar con su desaparición del entorno académico un poco la seriedad en el Centro ya que estos incidentes habían desarrollado un estado de despreocupación por los estudios en el resto de los alumnos que no iban a poder aprobar a ninguno al final del curso, poniendo en peligro las subvenciones que el Estado daba a esta Universidad.
Según el informe, cuando el Dr. Carpaccio se enteró de que se había afiliado a un partido político y que iba a participar activamente en sus decisiones es cuando empezó a hacer un seguimiento de su comportamiento a través de las noticias que de él se publicaban.
A raíz de las acciones que ha llevado a cabo estos años ejerciendo su conocida carrera política y debido a las declaraciones, cada vez más desconcertantes, que realiza por ser el secretario y portavoz de su agrupación, es por lo que han decidido hacer público su historial médico por si fuera posible que mediante la confirmación de que sus actos son debidos a un estado mental imposible de tratar se le pudiera apartar de tomar decisiones que atañen al propio Estado.
Rompiendo todas las normas de confidencialidad y ética médica, en el informe se especifica con detalle cómo se fue desarrollando la enfermedad mental del Sr. Percebes, sus consecuencias y los tratamientos, tanto sicológicos, como farmacológicos, hipnóticos y quirúrgicos que fueron requeridos para tratar su dolencia.
El hecho de quebrantar los criterios de privacidad de su historial médico ha sentado un precedente que según el Colegio de Médicos nunca debería haberse perpetrado.
Los Rectores de la Universidad de Mente, sin embargo, justifican su decisión por el hecho de que el Sr. Percebes esté ahora mismo ocupando un Cargo Público en la oposición de tanta responsabilidad.
Desde el principio fue objeto de sospechas por parte de su profesorado al observar en él una exultante afición por lamer las pisadas de cada uno de ellos al cruzar los pasillos.
También convinieron en la exagerada sumisión y ansiedad que evidenciaba al responder cualquier cuestión planteada en clase, tan excesiva que llegaba a tartamudear en esos momentos y apartar violentamente con los brazos a todos los compañeros que se encontraban a su alrededor gritando "malo, malo, la culpa es de él" dando muestras de una ausencia absoluta de personalidad y manifestando una enajenación mental que inducía a sospechar en la pertenencia a una secta religiosa.
Su pensamiento radical basado en los dos únicos conceptos con los que resumía cualquier situación: es bueno o es malo, les llevó a proponer al entonces Dr. Indago Carpaccio, un estudio médico que les permitiera evaluar con más datos si se encontraban ante un caso extraordinario de lameculos o si se trataba de un alumno con un problema mental de difícil diagnóstico.
Después de un año de sicoterapia, tranquilizantes, ansiolíticos, activadores químicos neuronales, sesiones de hipnosis y consultas con múltiples profesionales, decidieron, con el permiso de su familia, practicarle una ablación parcial del lóbulo frontal derecho de su cerebro.
Los resultados de la intervención, aunque notables, no hicieron desaparecer por completo los síntomas y continuó con sus hábitos de limpiar con la cara el asiento del profesor antes de que éste se sentase, probar la comida de los profesores antes de que ellos empezaran a comer, irrumpir en el claustro e interrumpir todas las conversaciones con un "sí, es verdad, es bueno, yo también, la culpa es de otro", tumbarse en el suelo durante las clases y gritar al profesor que era su esclavo, que le amaría y mentiría para él toda la vida si le pisaba la cara, beberse nueve litros de agua antes de entrar en la universidad y aguantar con un estoicismo bárbaro sus ganas de orinar hasta volver a su casa mientras gritaba al aire "bueno, bueno, soy bueno, yo puedo, él no ha sido" y muchos más ejemplos, que aunque constan en el informe clínico, se nos hace duro comentar en esta nota.
A consecuencia de ello, se le sometió a una segunda intervención. Esta vez más radical. Le practicaron una lobotomía profunda en los dos frontales del cerebro y decidieron, en secreto, otorgarle el título de abogado sabiendo que nunca podría ejercer como tal y, de paso, recuperar con su desaparición del entorno académico un poco la seriedad en el Centro ya que estos incidentes habían desarrollado un estado de despreocupación por los estudios en el resto de los alumnos que no iban a poder aprobar a ninguno al final del curso, poniendo en peligro las subvenciones que el Estado daba a esta Universidad.
Según el informe, cuando el Dr. Carpaccio se enteró de que se había afiliado a un partido político y que iba a participar activamente en sus decisiones es cuando empezó a hacer un seguimiento de su comportamiento a través de las noticias que de él se publicaban.
A raíz de las acciones que ha llevado a cabo estos años ejerciendo su conocida carrera política y debido a las declaraciones, cada vez más desconcertantes, que realiza por ser el secretario y portavoz de su agrupación, es por lo que han decidido hacer público su historial médico por si fuera posible que mediante la confirmación de que sus actos son debidos a un estado mental imposible de tratar se le pudiera apartar de tomar decisiones que atañen al propio Estado.
1 comentario:
Es una putada que este señor tan infame lleve el apellido de mi plato favorito.
:)
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