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lunes, 23 de junio de 2008

Gracias por los libros

Ayer estuve comprando unos libros y unas pilas en Fnac. Al pagar me obsequiaron, introduciéndolos en la bolsa en la que estaba mi compra, con dos libros que no miré hasta volver a casa.

Se trataba de dos ejemplares del mismo libro.
  • Podían haber sido diferentes, pensé.
Y como siempre que pienso precipitadamente me equivoqué. Lo más seguro es que si se hubiera tratado de otro libro no le habría sacado el mismo partido.

El título de los libros era "La gratuidad es el robo".

En la portada blanca con el sello de Fnac como editora aparecía que estaba escrito por Denis Olivennes y que iba acompañado con un prólogo de Jorge Semprún.

Es decir, te regalan un libro en el que de forma absolutamente necia y absurda debido al partidismo del autor (no me tomo la molestia de contar de quién se trata), te hace sentir que la propia tienda te ha obligado a cometer un delito al regalarte algo que demuestra, según ellos, que ese libro gratuito es un robo.

Me convierten en ladrón sin yo saberlo.

Debiera haber vuelto para pedir explicaciones, portarme como una persona civilizada y devolver el botín de mi robo, pero como tenía cosas más urgentes e importantes que hacer me los quedé.


Para evitar que puedan hacerme cómplice de futuros delitos he decidido no volver a comprar nada más en esa tienda.
  • No volveré a comprar nada en Fnac. Me repetí tres veces cuando le eché un vistazo y leí la cantidad de cultura que desbordaba la obra.
Después me alegré de que fueran dos los ejemplares de tan brillante ensayo y no uno.

El carbón de la barbacoa prendió con mucha más facilidad.

sábado, 7 de junio de 2008

Amigo conductor

Leyendo las noticias de hoy me siento más tranquilo.

Los mini sindicatos de transportistas desean ir a la huelga.

Mientras dura ésta, ya que se les ha escapado de las manos al no saber pararla porque los que deciden en el sindicato no han aprendido aún a pensar ni a negociar, estaremos más seguros.

En un porcentaje apabullante y sospechoso, casi siempre que hay un accidente en la carretera está implicado, al menos, un conductor "profesional".

Quizá la solución pase por ofrecerles un retiro espiritual en clubs de carretera. Que convivan allí una semana. Y mientras reciben lecciones de conducir y sensatez aprendan a dejar de pensar que nuestros impuestos no les tienen que pagar sus farias, copas y juergas.

Luego retirarles el carné de conducir vehículos objetivamente peligrosos y para que dejen de cotillear por lo caro del gasoil que se compren una bici con carrito para transportar sus cargas.

Habría menos accidentes en la carretera, menos contaminación, y nos quitaríamos a unos llorones de encima.

PD. Estoy pensando ahora en las reivindicaciones de los taxistas... juasssss.