///

///

miércoles, 1 de noviembre de 2006

C - Hacia el gran lago

Ya era agosto, época de lluvias.

Salieron de noche. Afortunadamente estaba lloviendo y, cubiertos con túnicas y turbantes, pasaron desapercibidos.

Muchos africanos iban y venían habitualmente. No se atenían a las estrictas normas militares y el ver un par de jinetes con provisiones en un asno no era motivo para sospechar, darles el alto y registrar sus pertenencias.

Los franceses eran minoría y aunque disponían de armas más modernas y muchos cañones de artillería, en el campamento no valdrían para mucho si los nativos se sublevaban allí dentro.

Por ello, había cierta permisibilidad en el control. Les preocupaba más que no les atacara algún ejército que aún se resistía a la colonización de sus tierras.

Louis disponía de un mapa poco detallado. La extensión que debía de recorrer era inmensa e inhóspita, de ahí que los mapas no fueran minuciosos. Muy pocos europeos habían explorado esas tierras.

Sabía que lo primero que tenía que hacer era ir hacia el norte, encontrar un gran lago y rodearlo por el norte.

También sabía que no sólo era necesario evitar el encontrarse con guerreros africanos, sino que también lo era el ocultarse de sus propios compañeros y de los soldados ingleses y alemanes que andaban por esa región.

Tenía que hacerse pasar por árabe, debido al color de su piel. En esos territorios centroafricanos, la gente solía tener la piel de color negro, pero era corriente ver comerciantes del norte por esa zona.

Su facilidad con los idiomas le había hecho posible entender y hablar algo del árabe y del tamazight, y junto con la circunstancia de que Assad, su guía, hablaba francés, podrían intentar engañar a algún curioso que quisiera algo de ellos.

No hay comentarios: