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miércoles, 15 de noviembre de 2006

¡Sorpresa!

Ya oigo el cuidado con que abre la cerradura de la puerta para evitar que se escuche el girar del mecanismo.

Quiere darme una sorpresa. Es mi cumpleaños y seguro que trae un regalo.

Seguiré mirando la televisión disimulando estar ensimismado con lo que estoy viendo en estos momentos. Publicidad. Para variar. Es lo único que me gusta.

Noto el leve crujir de la pieza de la tarima del parqué que está medio suelta en medio del pasillo. Se le ha olvidado que siempre suena allí.

Sonrío para mis adentros. Le gusta cogerme desprevenido y yo disfruto viendo su cara de felicidad cuando lo consigue.

No voy a permitir estropearle la ilusión y tampoco quiero dejar de escuchar sus risas cuando aparezca, de pronto, con la sorpresa.

El año pasado se presentó en casa con una caja enorme, llena de bolas de colores, inservibles, pero que llenaron el piso durante una semana de colorido saltarín.

A ver qué se le ha ocurrido hoy.

Ya noto su presencia a mi espalda. Percibo su fragancia, aunque no huele como siempre. Quizás debido a la tensión y cuidado con el que se mueve.

Pero no entiendo por qué hay una mano tapándome la boca y un cuchillo en la garganta.

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