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viernes, 29 de diciembre de 2006

Air Capital

Nota de Super Agencia 86

Espíritu Publíguez, en representación de EPEP, la Empresa Publicitaria Espíritu Publíguez, planeó la estrategia que dio como resultado la absoluta falta de responsabilidad, decoro y vergüenza que ha demostrado la compañía aérea "Air Capital" al suspender con resentimiento hacia sus clientes sus actividades, justo un día antes de que tuviera que presentar un plan, inexistente por su incapacidad empresarial grave, que solucionase los graves problemas que iba acumulando la compañía.

Nuestras cucarachas robots espías tienen grabada toda la reunión. A ella asistieron, además de Espíritu Publíguez, Anita Deglutadora, Jefa de Planificación Política de EPEP, Pepe Ladrillo, dueño de la aerolínea, Paloma Enyesada, Directora de Comunicación de Air Capital, Chusmi Barrotes, Director del Gabinete Jurídico y Josemari Comisiones, Administrador General de la compañía.

En dicha reunión se acordó suspender las actividades de la aerolínea a fin de molestar a miles de personas que habiendo pagado sus pasajes esperaban inútilmente la salida de sus vuelos, provocar altercados violentos en los aeropuertos, confiando en que las Fuerzas de Seguridad empleasen armas mortales y achacar todas las culpas al demonio Gobierno.

Pepemaría Rapaz, ex jefecillo del Sr. Publíguez, Picapiedra Chuta, director del folletín quinceañero "El Mundillo de los Payasos" y el obispo Reblanquecino, que dios siempre lleva en el interior de su falda, asistieron a la reunión mediante vídeoconferencia.

Aportaron ideas para acentuar la mediatización político religiosa de la suspensión, pretendiendo hacer hincapié: en la humildad de los inmigrantes afectados, acordando llevar colchones con manchas de orín a los aeropuertos; en la incapacidad del Gobierno ante la emergencia surgida; en llevar personal camuflado y sin afeitar que se haría pasar por viajero interruptus para abordar a todos los cámaras con el eslogan "Queremos de saber" y "Quién está detrás"; y aprovechar todo el poder mediático, que tanto el folletín quinceañero como los belenes navideños tienen, para culpar al Gobierno de la caza a la que se diría fue sometida la compañía aérea hasta acabar con la honrada empresa, el despido de sus capacitados empleados y el abandono moral de sus clientes.

También decidieron que Pepe Ladrillo desapareciera durante unos días y que únicamente dijera, sin aportar pruebas y acogiéndose al derecho de libre expresión, que él pensaba que todo lo que estaba pasando a su íntegra aerolínea era a causa de una venganza política.

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