Perdido en el espacio
Los tripulantes de la Estación Espacial Internacional enviaron un mensaje de alarma a Houston al detectar con sus radares la aproximación de un objeto sin identificar.
Según las mediciones no estaba compuesto de metales, era de tamaño pequeño, y se dirigía directamente hacia ellos.
El objeto se situó en el exterior del módulo de soporte vital. Los tres astronautas decidieron con la aprobación de la base terrestre que uno de ellos saliera al exterior a investigar.
Mikhail Tyurin fue el encargado de acercarse al objeto, determinar su composición, y evaluar los posibles riesgos que su presencia pudiera provocar.
Cuando llegó al módulo de soporte estuvo a punto de quedarse sin respiración. Se encontró con un hombre joven, con ropa deportiva, que le hacía señas con las manos, y que no paraba de hablar aunque él no escuchará lo que contaba.
Se puso en contacto con sus compañeros y decidieron que le acercara un transmisor y auriculares para poder hablar con él.
Volvió a la estación, recogió el material necesario, salió en busca del extraño, y una vez que éste se instaló el mecanismo de comunicación se atrevió a preguntar:
Tan sólo balbuceó: Estaba participando en un campeonato de salto de altura y mira qué zapatillas me han vendido.
Según las mediciones no estaba compuesto de metales, era de tamaño pequeño, y se dirigía directamente hacia ellos.
El objeto se situó en el exterior del módulo de soporte vital. Los tres astronautas decidieron con la aprobación de la base terrestre que uno de ellos saliera al exterior a investigar.
Mikhail Tyurin fue el encargado de acercarse al objeto, determinar su composición, y evaluar los posibles riesgos que su presencia pudiera provocar.
Cuando llegó al módulo de soporte estuvo a punto de quedarse sin respiración. Se encontró con un hombre joven, con ropa deportiva, que le hacía señas con las manos, y que no paraba de hablar aunque él no escuchará lo que contaba.
Se puso en contacto con sus compañeros y decidieron que le acercara un transmisor y auriculares para poder hablar con él.
Volvió a la estación, recogió el material necesario, salió en busca del extraño, y una vez que éste se instaló el mecanismo de comunicación se atrevió a preguntar:
- ¿Qué eres?
- ¿De dónde vienes?
- ¿Cuáles son tus intenciones?
Tan sólo balbuceó: Estaba participando en un campeonato de salto de altura y mira qué zapatillas me han vendido.
1 comentario:
Mikhail Tyurin, primero lo del golf y ahora esto con las zapatillas, no tienes arreglo, permiteme que te diga que estás que lo tiras. Por cierto, desde ya, no pienso comprar esas zapatillas ni por asomo. Bueno, si supero los primeros miedos quizás estudie la posibilidad.
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