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martes, 17 de octubre de 2006

C - Antes de la lucha

Se habían reunido con los demás batallones hacía varios días y acampaban fuera de la aldea.

En toda la región de Wadai el calor era más extremo que de costumbre. La sequía del año pasado había dejado los pastos secos y los ríos y lagos se resentían. Las sombras eran rojas como el color del polvo y de la sangre que se avecinaba. Parecía que la estación seca se hubiera mezclado con los vientos cortantes. Esa noche, el frío se sentía más que de costumbre.

Quizás fueran los nervios de la inminente batalla, pero todo el ejército ya estaba despierto desde las 12 de la noche. El amanecer, en esa zona del mundo, se presentaba de golpe. A las 4 de la madrugada ya era de día, sin contemplaciones.

A las 2:30 iban a atacar el campamento desde tres frentes diferentes. El enemigo era muy superior en número, cerca de 20.000 hombres, y poseían algunos cañones, muchos fusiles, que aunque antiguos eran peligrosos, y miles de lanzas.

Nadie quería oír la orden de avance.

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