El asalto
Todo esto me pasa por ser tan estúpido. ¡Dejarme convencer por un médico!
- Llevas una vida muy desordenada. Fumas, bebes, trasnochas. Debes hacer ejercicio. Camina, nada, monta en bicicleta... lo que prefieras; pero no lleves una vida tan sedentaria.
Me caía mal. Se creía que por ser médico tenía permiso para darme sermones. Ya había superado el límite con los de mi padre, que por algo era el cura del pueblo. Le mandé a la mierda, no sin antes decirle que olía mal, llamarle seboso, crápula y amenazarle con contarle a su mujer, Paula, que todos los viernes le veía en "El Corazoncito", el club que estaba a las afueras.
Cuando salí de la consulta cogí el coche y me fui a Ávila. Alguien me había hablado de un gimnasio nuevo y tenía curiosidad por saber si servía para algo.
En la recepción había una chica preciosa. Con el pelo teñido de azul oscuro y gesto serio, que mantenía en los ojos una intención guasona que me sedujo inmediatamente.
El entrenador era un tipo enorme, con la cabeza afeitada, anabolizado, reluciente de aceite, de voz grave y cara redonda. Cuando se presentó (Juan creo que me dijo) le respondí: "Encantado Mr. Proper".
No sé si porque era la primera sesión y necesitaba clientes, o por perdonarme la vida, no se molestó, y a partir de entonces me dirigí a él de esa manera.
Tres sesiones fueron suficientes para saber que mi futuro no pasaba por aguantar una hora cada dos días el olor a gimnasio y cuando fui a anular la inscripción, hablando con Carni, la recepcionista, me enteré de que estaba casada con Mr. Proper.
Se me rompieron todos los esquemas. ¡Ésa preciosidad casada con el eunuco!
Salí contento del gimnasio.
Sólo quedaba encontrar alguien que quisiera hacerse pasar por mi mujer.
Me dirigí a la casa del doctor.
El viernes quedamos para cenar en mi casa. Compré todo en un establecimiento de comida preparada y me hice con botellas, limones, hielo, y todas esas cosas imprescindibles para una buena fiesta.
A las nueve de la noche estábamos tomando el primer cóctel. A las once la situación empezó a resultar insoportable.
Carni pasando de mí e intentando ligar con Paula. Paula, nerviosa, persiguiendo a Mr. Proper. Mr. Proper, que nunca bebía, borracho y cogiendo todos los objetos de mi casa para cambiarlos de sitio. Su mujer explicando que sufría un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad que le hacía volverse ansioso y agresivo cuando pensaba que algo estaba desordenado. Yo intentando evitar que tocara nada. Él, como si fuera un elefante, tirando al suelo todo lo que agarraba por lo torpe que era... y cuando iba a largarme de mi casa y dejarles solos para que se arreglaran, llaman a la puerta y aparece el bobo del doctor. El marido de Paula. Se había enterado de todo en "El Corazoncito" porque yo se lo había contado a la camarera la otra noche. El médico, borracho también, embistiendo contra mí. Me aparto y le empujo hacia Mr. Proper. Él, que acaba de encontrarse con algo nuevo en la casa, le agarra por el cuello e intenta subirle al aparador del recibidor que ya estaba vacío porque había destrozado antes los dos candelabros y el florero de cristal con flores de plástico que tenía allí puestos. Paula que se lanza de cabeza contra Mr. Proper. Carni, en ese momento, empieza a pegar unos gritos descomunales mientras se descojona de risa. Su marido al oírla se vuelve loco y empieza a dar manotazos a todo lo que aparece en su campo de visión...
Me fui corriendo al "Corazoncito" para tomarme una copa y olvidarlo todo.
Al día siguiente, cuando volví a casa, daba la sensación de que había sufrido el asalto de un ejército medieval. Y lo peor llegó el domingo.
- Llevas una vida muy desordenada. Fumas, bebes, trasnochas. Debes hacer ejercicio. Camina, nada, monta en bicicleta... lo que prefieras; pero no lleves una vida tan sedentaria.
Me caía mal. Se creía que por ser médico tenía permiso para darme sermones. Ya había superado el límite con los de mi padre, que por algo era el cura del pueblo. Le mandé a la mierda, no sin antes decirle que olía mal, llamarle seboso, crápula y amenazarle con contarle a su mujer, Paula, que todos los viernes le veía en "El Corazoncito", el club que estaba a las afueras.
Cuando salí de la consulta cogí el coche y me fui a Ávila. Alguien me había hablado de un gimnasio nuevo y tenía curiosidad por saber si servía para algo.
En la recepción había una chica preciosa. Con el pelo teñido de azul oscuro y gesto serio, que mantenía en los ojos una intención guasona que me sedujo inmediatamente.
- ¿Qué se hace aquí?
- Sudar.
- Pues vaya asco.
- Peor es creerse gusano.
- Y aun peor saberse polilla.
- Una sesión gratis. Flojita. Para ti. Antes de hacer las pruebas médicas. Si te atreves.
- ¿Duele tanto?
- Igual te gusta.
- Mañana vengo.
El entrenador era un tipo enorme, con la cabeza afeitada, anabolizado, reluciente de aceite, de voz grave y cara redonda. Cuando se presentó (Juan creo que me dijo) le respondí: "Encantado Mr. Proper".
No sé si porque era la primera sesión y necesitaba clientes, o por perdonarme la vida, no se molestó, y a partir de entonces me dirigí a él de esa manera.
Tres sesiones fueron suficientes para saber que mi futuro no pasaba por aguantar una hora cada dos días el olor a gimnasio y cuando fui a anular la inscripción, hablando con Carni, la recepcionista, me enteré de que estaba casada con Mr. Proper.
Se me rompieron todos los esquemas. ¡Ésa preciosidad casada con el eunuco!
- ¿Te hace un intercambio de pareja?
- ¿Es que te gusta mi marido?
- Quizás le guste a mi mujer.
- Convéncela.
Salí contento del gimnasio.
Sólo quedaba encontrar alguien que quisiera hacerse pasar por mi mujer.
Me dirigí a la casa del doctor.
- Hola Paula.
- Sabes que no puedes venir a mi casa. Alguien podría verte.
- No quería contártelo por teléfono.
- Esta tarde en "El Trompo".
- He conocido un tío que te va a volver loca.
- ¿Qué interés tienes en que le conozca? Creía que sólo me llamabas para follar y ordenar tu casa.
- Y sigue siendo así.
- ¿Entonces?
- Es para que te hagas pasar por mi mujer. Piensas que vas con el tonto de tu marido, te presento a un matrimonio amigo, y te tiras al monstruo del que te hablo. Te aseguro que no te vas a arrepentir. Tiene una pinta estupenda. Incansable debe ser. Se merece un calendario él solo.
- Y tú con su chica. Ya lo comprendo.
- Algo diferente para el fin de semana.
El viernes quedamos para cenar en mi casa. Compré todo en un establecimiento de comida preparada y me hice con botellas, limones, hielo, y todas esas cosas imprescindibles para una buena fiesta.
A las nueve de la noche estábamos tomando el primer cóctel. A las once la situación empezó a resultar insoportable.
Carni pasando de mí e intentando ligar con Paula. Paula, nerviosa, persiguiendo a Mr. Proper. Mr. Proper, que nunca bebía, borracho y cogiendo todos los objetos de mi casa para cambiarlos de sitio. Su mujer explicando que sufría un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad que le hacía volverse ansioso y agresivo cuando pensaba que algo estaba desordenado. Yo intentando evitar que tocara nada. Él, como si fuera un elefante, tirando al suelo todo lo que agarraba por lo torpe que era... y cuando iba a largarme de mi casa y dejarles solos para que se arreglaran, llaman a la puerta y aparece el bobo del doctor. El marido de Paula. Se había enterado de todo en "El Corazoncito" porque yo se lo había contado a la camarera la otra noche. El médico, borracho también, embistiendo contra mí. Me aparto y le empujo hacia Mr. Proper. Él, que acaba de encontrarse con algo nuevo en la casa, le agarra por el cuello e intenta subirle al aparador del recibidor que ya estaba vacío porque había destrozado antes los dos candelabros y el florero de cristal con flores de plástico que tenía allí puestos. Paula que se lanza de cabeza contra Mr. Proper. Carni, en ese momento, empieza a pegar unos gritos descomunales mientras se descojona de risa. Su marido al oírla se vuelve loco y empieza a dar manotazos a todo lo que aparece en su campo de visión...
Me fui corriendo al "Corazoncito" para tomarme una copa y olvidarlo todo.
Al día siguiente, cuando volví a casa, daba la sensación de que había sufrido el asalto de un ejército medieval. Y lo peor llegó el domingo.
3 comentarios:
jajaja madre mía que reacción en cadena, no sé si será real o no el asunto, da igual...el caso, que todo lo cuentas genial.
Creo, Sofía, que está cerca de la desaparición por congelación y le vienen a la cabeza estas ideas. Nada de túnel con la luz al final, música maravillosa y prados benéficos en los que le esperan sus antepasados con los brazos abiertos.
Historias como la vida misma de todos los días. Este hombre tiene un punto que sería una pena que no llegara un san bernardo con su barrilito para sacarlo de la situación en la que se metió... O quizá ya llegó el perraco del barrilito y estemos salvados para los próximos meses.
Cuando cierro los ojos sé que todo es verdad.
Y cuando los abro no veo más que un perro de tamaño descomunal dando vueltas a mi alrededor.
... O quizás el perro soy yo.
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