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jueves, 13 de marzo de 2008

Mentiras cantadas

Historias, que son canciones, para contar mentiras.

Como el pop. Liviano, desenfadado, y con un toque de profunda superficialidad para enamorar a los adolescentes excitando la nostalgia de lo no vivido.

Como el bolero. Para hombrones que proclaman sus errores ayudados del alcohol que han bebido y mujeres que presumen de ser tan duras como el amor del olvido.

Otro cuento. Más mentiras. Excusas batidas al punto de nieve para que alguien las considere arte.

13 comentarios:

Griada dijo...

Ha habido tantos estilos con tan poca sustancia.
¿Otra vez teatro?

ese dijo...

Ése es el problema: el teatro.

El arte del engaño.

El mejor actor es siempre el más mentiroso.

Walter Kung Fu dijo...

Una duda. ¿Y el rock?

ese dijo...

El rock. El folclore universal del siglo pasado.

Como decía aquel:

"...miente sólo un poco en cada ocasión
y tendrás una buena canción"
.

(Son reflexiones pasadas por agua. La música, al igual que la mentira, me vuelve loco).

Anónimo dijo...

y el jazz?

Anónimo dijo...

El mejor actor no es el más mentiroso, sino el que miente mejor, auque ese poquito, un papel secundario.

Єѕтnoм dijo...

Miénteme y dime que me quieres y, mientras me lo dices, que bien que me lo paso, ¿no?
Besos.

ese dijo...

Sofía
Ya que me he tirado de cabeza escupiendo continuaré aprovechando mi derecho a réplica y seguiré contradiciéndome. Como la mejor forma que conozco de equivocarme es generalizando, ahí voy.

El jazz es una música que no debiera más que tocarla el músico cuando se encuentra solo y con ganas de hacer gimnasia. Debiera prohibirse como espectáculo popular y masivo, al igual que los circos con animales. Es música de egocéntricos que se dan paso unos a otros para alternarse los solos y demostrar la rapidez de ejecución dactilar que adquirieron cuando hicieron, siendo niños, el curso de mecanografía por correspondencia.

Música sin sentimiento, cuyo único motivo es el onanismo vanidoso, para un público pasivo.

En los 30, 40, 50... no era así. Bueno, también lo era. Pero al menos provocaban movimiento, baile, diversión, inducían con sus riesgos.

Si hablamos de España, ahora es interpretado (casi siempre) por los músicos que acompañan a las folclóricas (también llamados mercenarios) cuando no tienen bolo y el dueño del bar con distintivo de selecto, ya que lleva muchos años programando la misma improvisación, les reúne para rellenar el hueco del miércoles.

No es manía a la melodía la que tienen. Ni poseen un mayor conocimiento musical o instrumental. Simplemente son músicos retorcidos. Abusando de las síncopas, formas modales, mareando los patrones rítmicos, llevando al extremo las armonías, disonancias, etc.

Todo vale en la música, pero cuando todo esto se hace para demostrar a quien toca contigo o ha pagado por escucharlo que lo haces porque puedes... es que no eres un músico sino un molesto mecanógrafo.

Prefiero un buen mecanógrafo que un mal músico. Es un trabajo mucho más digno.

Sin embargo, cuando oigo los discos de Davis de los 40 ó 50 o, incluso mejor aún, los últimos que grabó, que en esa época ya había comprendido que el bebop (la rapidez y majadería per se) no era necesario y lanzaba al aire una sola nota larga, intensa, vibrante, cargada de intención... es cuando digo que eso es música. Claro que a eso no se le llama jazz.
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Magapola
Totalmente de acuerdo contigo. Gracias por la corrección. El mejor actor es el que mejor miente.

Y también es cierto que un actor se pasa la vida mintiendo. Su propia vida es una interpretación. Te pondría ejemplos pero estaría hablando de terceros. Algo que no puedo permitirme.
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ondina
Es una forma de verlo. Quizá la más práctica.

Pero ir con la mentira del amor es inútil. El amor se mastica. Y que venga alguien a contarte una milonga.

Claro que en esos casos no hay mentiras. Es un acuerdo mutuo: uno cuenta al otro sabiendo que no le cree pero que da lo mismo.

NáN dijo...

¡He llegado! He llegado a tiempo de no perderme tu última entrada.

Fíjate que fui músico (de los de andar por las fiestas de los pueblos haciéndonos los "modernos" para ligar y cobrar dos duros), pero desde que en los dos últimos cursos en Madrid me gané la vida dando clases de guitarra a niños pijos, los martes y los jueves por la tarde, me deprimí y dejé automáticamente de tocarla.

Y la canción se fue alejando. No sirvo para la música porque se me va la cabeza constantemente a otra historia y cuando vuelvo ya me he perdido mucho.

Pero las canciones cortas mienten tan bien, y con tanto atractivo, nuestros sentimientos más bajos, que son nuestros preferidos, que da gusto. ¡Viva la canción!

El jazz, me encanta, aunque distingo los discos por la carátula. Pero claro, soy un ¡oh nan ista!

ese dijo...

Hola NáN

Qué alegría notarte tan contento.

Sí. Las canciones cortas siempre son las mejores.

Y las más difíciles de hacer. Esas que de una sola escucha ya la has aprendido y mucho tiempo después descubres líneas y melodías ocultas que son las que sustentan esa supuesta fragilidad tan rotunda.

Con un mensaje claro, conciso, atajado, real como los buenos cuentos.

Los Ramones eran unos auténticos expertos. Y una detrás de otra. Sin tregua.

En relación a tu oh nan ismo acerca del jazz: como todo. Cuestión de gustos. A mí no me pone.

¿Fuiste un músico de esos llamados modernos?

Anónimo dijo...

insisto...discrepo...la música no es mentira, es más...vaticina,
sino de qué iba a estar escuchando esta canción
cuando me robaron el coche

ese dijo...

sofia
Jajaaa

Ésa es buena.

Estamos llegando al fondo de la cuestión.

La verdad es subjetiva. La mentira, sin embargo, certera.

Y un clásico es un clásico porque su significado trasciende la contemporaneidad.

De ahí que una buena canción suela salir de pequeñas mentiras enlazadas. De esas que, al ser tan generales, cada uno las cree suyas y puede llegar a pensar que la canción ha sido compuesta para uno mismo.

¿Se colaron por la ventana de tu carro tuneado mientras escuchabas al Sr. Escobar?

Si no fue un mal rato es memorable. ¡Enhorabuena!

No te preocupes... aparecerá. Pero sin las luces de neón, ni el subwoofer... ni el k7 de Mi carro.

Mi carro me lo robaron estando de romería,
mi carro me lo robaron anoche mientras dormía.

¿Dónde estará mi carro,
dónde estará mi carro,
dónde estaré mi carro,
dónde estará mi carro?

Me dicen que le quitaron los clavos que relucían,
creyendo que eran de oro, de limpios que los tenía.

¿Dónde estará mi carro,
dónde estará mi carro,
dónde estaré mi carro,
dónde estará mi carro?

Por muy lejos que esté mi carro es mío,
porque en él me crié allá en el río.
Si lo vuelvo a encontrar vendrá conmigo
en mi carro de amor por el camino.

Le digo por el camino, hablando con los romeros,
que llevan sobre su pala mi nombre grabado a fuego.

¿Dónde estará mi carro,
dónde estará mi carro,
dónde estaré mi carro,
dónde estará mi carro?

En mi carro gasté una fortuna
y en mis noches de amor llevé la luna,
preguntando busqué por todas partes
y al final lo encontré sin atalaje.

NáN dijo...

De medio pelo: brit popero, pero para el "gris" de la época resultaba deslumbrante.