El juego era otro
Violeta Candelas se había propuesto medir la resistencia de su cuerpo.
Después de seis días sin dormir bajó las persianas, apagó el móvil, desconectó la electricidad y se acurrucó en la cama convencida de haber superado su reto.
Once días después, y habiendo acabado con todos los somníferos que tenía en casa, desesperaba poder dormir.
Superada por sí misma lloraba.